Breve historia de la RiSaM en el plano nacional y provincial
Los fundamentos y extravíos en la historia de la RISaM en el espejo de los fundamentos y extravíos de las políticas en Salud Mental.1
Por Luciano Rodríguez Costa
"Lo que aprendimos en Lanús, lo aprendimos con las tripas y lo que se aprende así, deja una marca para toda la vida.”
Mauricio Goldemberg2.
La RISaM ha tenido períodos de articulación y desarticulación respecto de las instancias del Estado que velaban por su existencia y direccionalidad, quedando las políticas en Salud Mental muchas veces suprimidas o bien circunscriptas a la buena voluntad de cada persona de transmitir y articular algo de las mismas. Para entender el sentido de la RISaM, es preciso en primer término referirnos al momento histórico, social y político en que surge la creación de un modo nuevo de formación. En segundo término, es menester abordar los diferentes momentos histórico-políticos en el plano de nuestra provincia, los cuales es preciso re-construir para entender el presente de la residencia y pensar un devenir futuro de la formación que ella ofrece.
Los antecedentes de la RISaM.
El primer antecedente de residencia del país que hallamos en materia de Salud Mental transcurrió en Buenos Aires y tuvo su sede en el por aquel entonces “Hospicio de Hombres”, hoy constituido en “Hospital Borda”. Esta se da en el año 1957 a partir de la Revolución Libertadora, que derrocara a Perón. Se crea en ese momento el "Instituto Nacional de Salud Mental" (INSM) por mandato del Dr. Raúl Carrea. El hecho se encontraba enmarcado en las políticas mundiales de Salud Mental que promovía la Organización Mundial de la Salud. Este movimiento, cuyos referentes a nivel mundial fueron la Psiquiatría Comunitaria en EE.UU. y el “Sector” francés, la demanicomialización en Italia, entre otros; alentaba la responsabilidad del Estado en la prevención, tratamiento e investigación de las enfermedades mentales de todos los ciudadanos.
El INSM constaba de dos organismos, a saber, el Consejo Nacional de Salud Mental y la Comisión Nacional Asesora de Salud Mental. Esta última estaba integrada por Mauricio Goldemberg, Raúl Usandivaras y Jorge García Badaracco. Fue este último quien se propuso formar una “Residencia de Becarios del INSM” con una lógica diversa a la formación clásica en Psiquiatría, caracterizada por su pobreza conceptual y su tinte manicomial. Propulsó así una psiquiatría “dinámica”, vale decir, imbuida de los conceptos psicoanalíticos, pero sin dejar de considerar otros saberes. Hallamos en esta propuesta, sin embargo, una llamativa paradoja -que no se intentaría resolver sino 26 años después-: se intentaba subvertir la concepción psiquiátrico-asilar aplicando un modelo que resultaba novedoso para aquel momento, y que fue el de la “Residencia”, tomado de los Estados Unidos de América. Esto suponía vivir en el Hospicio en la llamada “Casa de Residentes”, lo cual se pensaba permitiría una mejor y más profunda formación teórico-práctica. Correlativamente a las “Comunidades terapéuticas”, que pensaban el cambio en las lógicas médicas desde el seno mismo del asilo -lo cual merecería, desde la vieja Italia, las críticas de Basaglia-, la formación partía al parecer de un fundamento similar, al propulsar una formación basada en saberes diversos pero sin dejar de conservar una primacía de la disciplina médica de la Psiquiatría, así como también una permanencia generalmente confinada al asilo.
En esta época, sin embargo, se llevaron adelante avances substanciales en la línea de la recuperación de los derechos de los pacientes, en la inclusión de otros saberes para la formación en Salud Mental y el trabajo en comunidades. La experiencia del Lanús que realizara Goldemberg fue un ejemplo paradigmático de su empuje. Los tiempos del respeto hacia el otro, no obstante, fueron finalmente avasallados por la dictadura setentista, persiguiéndose cualquier formación de grupos como potencial reducto de subversión, y a cada profesional no impuesto por el gobierno, como probable izquierdista revolucionario. Y en cierto modo no se equivocaban porque las experiencias que llevaron a cabo fueron revolucionarias para nuestro país.
Por fuera del manicomio: tiempos instituyentes de la RISaM.
A partir de la recuperación de la democracia en 1983, Raúl Alfonsín le pedirá a Mauricio Goldemberg que se haga cargo de la fundada Dirección Nacional de Salud Mental. Con este gesto se le reconoció la labor que había tenido como partícipe de la reforma en Salud Mental. Goldemberg realizó los “Lineamientos para un Plan Nacional de Salud Mental” (1984), pero no aceptó el cargo. En su lugar recomendó a Vicente Galli. Este intentó reinventar algo del espíritu del Lanús en la década del 80. Si bien no se pudo instituir un Plan Nacional de Salud Mental, puesto que nunca contó con verdaderos recursos económicos3, en el área de formación propuso un modelo diferente a las residencias tradicionales: las Residencias Interdisciplinarias en Salud Mental. Instituidas a partir de 1985, el proyecto de las RISaM era que el residente se formara en equipos interdisciplinarios desde el inicio; y se partiera de la salud para llegar a la enfermedad. De la prevención primaria en primer año a la terciaria en tercero. Un programa para formar recursos en Atención Primaria de la Salud. Eran tiempos en los que se esperaba la “Salud para todos en el año 2000”.
Este modelo fue sugerido por Galli para implementar en todas las provincias. La idea de la Residencia era formarse en el marco de APS y entendiendo el campo de la Salud Mental como un campo complejo que requería de equipos interdisciplinarios integrados por Enfermeros, Trabajadores Sociales, Terapistas Ocupacionales, Médicos y Psicólogos. Ciertamente del proyecto nacional a su implementación en cada provincia hubo un margen de diferencia que requiere un análisis local para cada caso. Si Badaracco ya a fines de los '50 había intentado subvertir la formación psiquiátrica tradicional, Galli llevará mucho más lejos la herejía enfatizando varios ejes: la interdisciplinariedad de las RISaM, e ideológicamente, del campo mismo de la Salud Mental, delineando los límites de los saberes y con ellos, los límites de los poderes; el rescate de las experiencias europeas en dirección de la desmanicomialización; todo lo cual estableció la necesidad de que la formación misma no quedara manicomializada en los hospicios sino que se abriera al trabajo en el Hospital General y en los Centros de Salud (dentro de la fuerte impronta de la Atención Primaria en Salud), para finalmente concluir en una vuelta al psiquiátrico pero ya desde una experiencia que permitiera al residente el vislumbre de un horizonte diverso del oscurantismo intramuros.
Una subversión de la primera concepción de residencia de Badaracco, clave en este proceso de formación innovador, fue el establecimiento de que las residencias no tenían residencia fija, sino que rotaban por diferentes efectores. Discurso desmanicomializador puesto en actos.
Ahora bien, en un país federal, no todas las provincias decidieron adherir a este proyecto nacional sino que solamente lo implementaron aquellas que tenían directores de Salud Mental que acordaban con el proyecto general, y considerando en su inclusión sólo algunas de las disciplinas mencionadas. Para nuestro caso, diremos que la residencia atravesó sus tiempos instituyentes en un clima político poco favorable. Estando constituida en principio sólo por psiquiatras, logra solamente la inclusión de psicólogos, y esto sólo sucedería luego de muchas trabas, obstáculos y argumentaciones que fundamentaran su importancia. A pesar de tales adversidades la residencia no dejó de ser un reducto vital de formación, y hoy día muchos de aquellos que transitaron por el histórico “Chalet de Salud Mental”4, ocupan cargos públicos relacionados a gestión en salud, APS, coordinación de equipos de salud, formación, etc.
No tenemos más noticias de este período inaugural, sino por algún polvoriento bibliorato de hojas amarillentas, fuente de alimento de las tímidas alimañas bibliófagas. No obstante lo cual, hemos logrado reconstruir parte de la historia, y es evidente que queda aún mucho por recabar e historizar de otras fuentes.
En la provincia de Santa Fe se crea la primera RiSaM en el año 1988, con sede en el Hospital Mira y López de la ciudad de Santa Fe y otra con sede en la Colonia Psiquiátrica de Oliveros, y se lo logra utilizando las vacantes de Residencias de Psiquiatría que funcionaban en la órbita del Ministerio de Salud de la Provincia, en dos instituciones monovalentes. Sólo hacia principios de los '90, en un gesto inédito para la formación de recursos en Salud Mental a nivel provincial, y siguiendo la iniciativa de Galli, es que se traslada la RISaM al Hospital Escuela Eva Perón (HEEP), implementando prácticas en APS, en el Hospital General y en psiquiátricos. Representa este gesto un primer momento de apertura de la residencia -a la interdisciplina, a la comunidad, a otras instituciones, a otra formación-. Durante la primera década, se producirán algunos hitos en la línea de la desmedicalización: uno de ellos consistió en retomar una práctica cuyos antecedentes más próximos tienen lugar en la primer residencia en Salud Mental a cargo del Dr. Badaracco, esta es, la posibilidad de que la jefatura de residentes sea el producto de la votación democrática de los mismo residentes, permitiendo así que los psicólogos también puedan desempeñarse como jefes de residentes. Estando el esquema de la residencia organizado de modo análogo a las jerarquías militares, con todo un escalafón de poderes y obediencias, la posibilidad de elegir devolvió a la instancia de formación en salud, la recuperación de una posición activa y democrática. El reglamento de la residencia aún hasta el día de hoy sigue dependiendo del Sistema de Residencias Médicas de la provincia, pero al menos hubo tiempos en que cierta legalidad y crítica interna a la RISaM permitió sostener un orden paralelo a la legalidad burocrático-hegemónico-militar y tradicional de las residencias médicas5. A este respecto Adriana Huerta sostiene por el año ’92 que la residencia “es médica desde un punto de vista formal y reglamentario. Desde el reglamento que se firma está incluida dentro de las residencias médicas (…) estamos trabajando para que se reconozca que esta es una residencia interdisciplinaria (…) En lo que hace a las prácticas, a la modalidad de trabajo, de respuesta, de formación, etc. es una residencia que rompe con el modelo médico (…) no existen en nuestra residencia lo que serían R1, R2 y R3”6. Por otra parte en el cuestionamiento que la interdisciplina introducía a la hegemonía médica, la posibilidad de elección de otra disciplina además de la médica representaba en actos la igualdad de saberes/poderes de cada disciplina en un campo que no se deja monopolizar, el campo de la Salud Mental.
El otro hito fundamental -fechado un 10 de Enero de 1992- consistió en el reemplazo del modelo médico de guardias activas de 24 horas, por un dispositivo de Atención de la Crisis. Con este gesto se afirmaba la especificidad de la Salud Mental en el abordaje de la subjetividad en crisis, estableciendo la presencia del equipo en modos más complejos que la simple presencia física. Había presencia directa cuando la situación de un paciente en el hospital así lo requería, pero también había presencia para abordar el pedido del médico de Guardia frente a situaciones que sólo demandaban una mínima capacidad de escucha, tratamiento y discriminación de su malestar y del paciente. Un dispositivo que emerge a partir de la clínica misma de la subjetividad en crisis, no resulta fácil de comprender para una política en salud que ha perdido el horizonte de su nexo con la clínica, y es por ello que durante mediados de los ’90 se intentó que los residentes volvieran a hacer guardias activas, ahora en el Hospital Psiquiátrico Agudo Ávila -que tenía un faltante de personal en ese momento7-.
Desde el año 1988 hasta el año 1999 la Dra. Marité Colovini se desempeñará como instructora de residentes, desarrollando el primer programa que ha tenido la RISaM. Este período se desarrollará en una época donde la ausencia de políticas de salud hará poner en vilo la permanencia de la residencia, a punto tal de que esta quedara sin instructoría durante el plazo que va del `93 al `96. Por decisión del Director de Salud Mental de la Pcia. Dr. Manuel Sialle, quien declaró desierto el concurso para instructor argumentando que aquella “había incurrido en críticas a la política de la Dirección” de este período. A nivel nacional Menem ya había sentado la pauta al comenzar el proceso de desinstitucionalización con el decreto de “emergencia económica” del '88 que puso fin -entre muchas otras- a la Dirección Nacional de Salud Mental, la cual pasó a ser un mero programa secundario sin posibilidad de acción real. Paradójicamente, en el mismo naufragio algún resto de madera opera como salvavidas, ya que será, dentro del vaciamiento institucional, que se disolverá la mismísima Dirección de Salud Mental de la Provincia, lo cual permitirá reabrir el concurso nuevamente, en lo que constituye una paradoja de la desidia política en salud. Tras ganarlo nuevamente, la Dra. Colovini se desempeñará como instructora hasta el año ‘99.
Efectos en la RISaM de la caída del Estado Argentino: lo pasado que se reactualiza en el presente.
A nivel nacional, la formación durante la década de los `90 se degradará bajo un “hacer sin pensar”, imperativo heredado de la dictadura setentista, resignificado en el neoliberalismo bajo la consigna de eficacia y eficiencia productiva, dejará una honda herida no sólo en nuestra residencia, hoy superviviente de aquellas épocas, sino que muchas otras no tendrán siquiera la suerte de sobrevivir en la degradación misma.
Luego del ’99 a la fecha, la instructoría estará a cargo del Dr. Pablo Socolsky. Luego de los estragos sociales, políticos e institucionales de los '90, la crisis de 2001 marcó una época donde hubo que demostrar con trabajo que la residencia no era una instancia prescindible.
Como consecuencia lógica necesaria, el “hacer” devino entonces imprescindible, a diferencia de la formación, que implica reflexionar acerca del hacer mismo de la práctica cotidiana. No se des-hace el hacer, dentro de un pensar, sino que sólo se piensa en no pensar para mejor hacer. Pensar en re-hacer era aún un impensable. Tiempos de responder acríticamente a una demanda cada vez más imperativa. Imperativos que desamarran el nudo de la clínica y la política entendidos como ética de trabajo y como enmarcados en un proyecto direccionado hacia algún horizonte de la salud, incluso y a pesar de Alma Ata.
En este extravío de los proyectos, en esta reificación de los orígenes de la RISaM, junto con buena parte de la formación se extravían las experiencias en APS. No hay tiempo para ir más allá del Hospital, tampoco hay tiempo para pensar en lo que se hace en el hospital, y así pronto no habrá más afuera.
El testimonio de quienes transcurrieron por la residencia en estos tiempos nos ayuda a comprender mejor la situación de ese entonces, y lo que vivenciaban en el ser-ahí-en la residencia. Es así que se nos transmite que en ese momento parecía como si la residencia fuera lo único con lo que contar, algo así, por decirlo de alguna manera, como que se autoabastecía de recursos, no existía un afuera, un otro con el cual contar, apelar, pedir recursos, y la palabra “derivación” parecía ser una mala palabra. La Dirección Provincial de Salud Mental, en ese momento parecía algo muy lejano y era representada siempre con un cierto tinte amenazante. ¿Hay acaso una postal más representativa del retorno de lógica manicomial en contextos institucionales no necesariamente manicomiales?
Pronto las adquisiciones más novedosas de la RiSaM, cayeron para dar lugar a un retorno de las lógicas manicomiales: la elección democrática de la Jefatura de Residentes pronto decayó en un momento en pos del derecho que otorga el reglamento de residencias de que sea el jefe de servicio quien así lo disponga (restituyéndose el lugar de la psiquiatría en la jefatura de residentes); la demanda incuestionable de realizar guardias activas volvió a hacerse presente, generando nuevamente un divorcio entre la clínica y la planificación de dispositivos.
Ahora bien, podemos pensar que no se trata de un capricho la pérdida del afuera y el repliegue hacia el adentro hospitalario, sino que es resultado de un proceso histórico. Las políticas que alguna vez habían instituido su creación, decaen en el transcurso del período de vaciamiento institucional y de caída del Estado argentino. En el mismo año de creación de la RISaM en Santa Fe, Menem decreta la "emergencia económica", la cual hará desaparecer a la Dirección Nacional de Salud Mental, y en nuestra provincia dejará sin instructoría a la residencia en el período del '93 al '96, reduciéndose la misma a mano de obra barata. También en 1993 aparece el Decreto N° 578 de Autogestión de Hospitales Públicos. Por otra parte, la misma Dirección Provincial de Salud Mental (DPSM) posteriormente sufrirá un destino análogo de desaparición. Es comprensible que el resultado de este proceso sea la pérdida de vinculación entre RISaM y DPSM, junto con la pérdida misma de la las políticas en Salud Mental y su articulación con la formación, la práctica misma de la política como reflexión y acción y como dimensión formativa de la RISaM.
Articulando Aperturas.
Desde 2009 la RISaM vuelve a ser objeto de interés de una DPSM interesada en llevar adelante una política de "sustitución de lógicas manicomiales". El encuentro en este caso entre DPSM y RISaM no puede darse más que como un desencuentro, puesto que el resultado del proceso histórico-social ha sido la desarticulación de ambas, de modo tal que para la DPSM la RISaM, como institución formativa con una historia y lógica de formación propias, es una desconocida (a ello responde la propuesta de este Informe), y para la RISaM la DPSM es una entidad ajena y hasta amenazante, puesto que durante casi dos décadas, toda intervención externa ha demostrado haberle sido contraria. El repliegue de la residencia sobre sí misma, lejos de ser sólo un capricho, pienso yo que es un modo de supervivencia de una identidad duramente conseguida y siempre puesta en peligro de desaparecer.
La pérdida de la perspectiva de la Salud Mental en la política, no deja de repercutir en la formación, y de igual modo el extravío de una supondrá en algún punto la de la otra. Ahora bien, el momento en que estas reflexiones emergen, no es indiferente a un panorama sociopolítico favorable, que representa una serie de hitos en salud. El primero de los cuales es la recreación de la “desaparecida” Dirección Nacional de Salud Mental el 5 de Abril de 2010, por decreto de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Posteriormente, el 2 de Diciembre de 2011, luego de arduos debates y de trabajoso tiempo invertido, se sancionará la esperada Ley Nacional de Salud Mental N° 26.657, que sancionará con fuerza de ley los mismos puntos en los que las históricas RISaM venían trabajando desde hacía tiempo ya.
Se produce así una reapertura de la residencia, con un retorno de sus residentes a los Centros de Salud y al trabajo comunitario. De igual modo, a 23 años de la creación de la RISaM en nuestra provincia, en 2011 se produce la apertura del cargo de Trabajador Social, sumando así una nueva disciplina. Ambas novedades introducen fuertes interrogantes y reformulaciones a nivel de las prácticas, los cuales aún están en pleno proceso de elaboración.
De este proceso de elaboración de sentidos, surge actualmente, a dos años de la segunda llegada de la RISaM a los Centros de Salud, la posibilidad de pensar, junto a parte de la DPSM, en aportes posibles a un documento institucional, el cual a su vez, incidirá nuevamente sobre las practicas allí, de modo tal que el ejercicio político, atravesado por la experiencia, clínica, comunitaria e institucional, redunde en un acto que permita sentar condiciones para la formación clínica misma.
De igual modo las propuestas, tanto nacionales como provinciales, de elaboración de un marco teórico-práctico para las residencias de la salud, supone una recuperación del interés en la recuperación y elaboración de políticas en Salud y Salud Mental. Incluso para esta ocasión es que los residentes contribuimos con la elaboración de un documento que dé cuenta de nuestra historia, prácticas y perfiles de la residencia8.
Así, lo político que hace a una clínica que vuelve a su vez sobre lo político, da la pauta de que existen anudamientos parciales, circunscriptos, que pueden volver a tejerse en esa ruptura y desconfianza instaladas entre la política, los aparatos del Estado y sus políticas en Salud Mental y la RISaM misma.
Bibliofagia.
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1 Rodr;iguez Costa, Luciano. Capítulo compuesto en el período que va de Julio de 2011 a Enero de 2013, como parte de un documento que di en llamar "Informe RISaM. Experiencias, problemas y propuestas", y que fue entregado a la DPSM y a las autoridades de la RISaM en 2013.
2 Ana Diamant. “Mauricio Goldemberg: El maestro del Lanús”. Avances en Salud Mental Relacional/Advances in relational mental health. Vol.4, núm. 2 - Julio 2005. Disponible en Clic aquí.
3 Tampoco El Instituto Nacional de Salud Mental contaba con fondos propios sino que se trataba de un organismo autárquico, financiado con fondos de la Lotería Nacional, con lo cual podemos afirmar que es institucionalmente inédito el hecho de que la actual Dirección Nacional de Salud Mental y Adicciones cuente con un presupuesto propio y que, a su vez, la Ley Nacional de Salud Mental establezca en su letra un presupuesto que deberá llegar a un 10 % de lo invertido en el sector Salud.
4 En el HEEP el departamento de Salud Mental se halla ubicado en un chalet exterior al cuerpo del hospital, si bien dentro de su predio.
5 Si bien es cierto que hoy en día se habla de "Residencias de la Salud", la impronta de los sistemas de residencias médicas no deja de estar presente. Más allá de lo que el modelo tradicional médico hospitalocéntrico proponía, no deja de ser una tendencia permanente el querer equipararla a otros modelos médicos de formación, como es el caso de la Residencia de Médicos Generalistas, que si bien innovadora en sus fundamentos y confluyente con la RISaM en lo que a APS refiere, no deja de tener otras particularidades que la diferencian. Es inherente a la Salud Mental misma el correr por carriles no compatibles, como bien visibilizó Vicente Galli a la hora de pensar un nueva política de formación de profesionales de la SM, y en esta diferencia radica su aporte singular a la Salud colectiva.
6 Huerta, A. – Gerlero, S. “Entrevista a Sandra Gerlero y Adriana Huerta, integrantes de la Residencia Interdisciplinaria en Salud Mental del Hospital Escuela Eva Perón”. (realizada por estudiantes de pre grado de la Facultad de Psicología, UNR). Documento Interno de la RISaM. Inédito. 1993.
7 Explotación contemplada en el Decreto Provincial Nº 0635 (19/08/85), Reglamento del Sistema Provincial de Residencias de la Salud, en el Cap. III, art. 8: “El número de Residencias y Residentes variará según el Hospital, Instituto o Servicio. Los determinará el Ministerio de Salud, Medio Ambiente y Acción Social a través de la Dirección Provincial de Recursos Humanos, previo estudio de la infraestructura y posibilidades docentes y de las necesidades de cobertura regional de las distintas especialidades”, en un acto de contradicción ideológica interna al reglamento mismo.
8 "Responder de la Formación: Sobre el Perfil de formación de la RISaM"., Barck, Valeria, Garavaglia, S., Griffa, C., Illia, P., Leiva, C., Mancini, V., Marengo, M., Mogues, L. , Parodi, M., Rodríguez Costa, L., Schmidt, J. Documento Inédito, presentado a la DPSM y Dirección de Residencias de la Salud. 2012. Actualmente el trabajo continúa en proceso de repensarlo y remodelarlo.